Guardianes de un pedazo de tu error, relevos de una etapa de tus busquedas, memoria de tus sentimientos más tristes, capaces de sacarle el polvo a cualquier rincón de tus visceras cuando menos te lo esperas.
A medida que la vida te decepciona, coleccionas básicamente dos tipos de ex. Los que te dejaron a los que abadonaste tú. En otras palabras, los que jamás te quisieron y los que , a su modo aún te quieren. Dicen que es importante acumular un numero similar de cada tipo, no vayamos haber sentido más el lado dejante y poco el dejado, o poco el amado y poco el amante.
A los que se engañan pensand que lo dejaron de mutuo acuerdo no los cuento, por cobardes.
También deberiamos tratar aparte el último ex, especialmnte delicado por reciente y también al primero (que en mi caso es el mismo) por tierno e ingenuo, imposible de olvidar.
Al resto, al pelotón, jamás hay que guardarles ningún rencor (a alguno les tengo hasta lástima), pues fue
gracias a ellos y a que te dejaran escapar por lo que hoy tú estás como
estás.
El caso es que tú siempre estuviste , estás y estás ahí. En cada adjetivo y sustantivo que atribuímos en algún momento, ya sabes esas palabras que no quieres oír ni utilizar porque me recuerdan a tí, o cosas que nos gustaba disfrutar. En cada banco, parque, esquina y destino,al que no viajamos pero si planeamos, en el que rompisteis, en el que empezasteis a salir. Jamás volverás a pasar por esos lugares sin notar esa profunda punzada en el corazón de lo que pudo ser y no fue. En cada proyecto que tuvisteis en común, en la casita azul, y en los nombres de los niños que aún no estaban.
Que te echo de menos ya lo sabes, pero por si llegas a leerlo también te lo dejo escrito.