Sigo leyendo para olvidar, viviendo para no pensar,
pensando para vivir, y a veces no pensado para actuar.
Trato de explicarte que te espero.
Explicándole a mis manos, que ya no te pueden acariciarte los inviernos.
No quiero hablar de tí, pero siempre acabo hablando de lo que me falta.
Hoy no tengo fuerzas para escribir más; un corazón grande, que se llena con poco.