A mis hijos les contaré que la moda era escribir, vestir a lo "hipster", salir de fiesta sin importar si era lunes, martes o sábado. La moda de entonces no era tachar con tiza un nombre, era coger un lápiz y un papel y tachar con fuerza y saña el nombre de aquel que no querías que volviera, enredador los trozos de algún recuerdo entre tus lágrimas, y preguntarte cada noche porque te da vida algo que te la está quitando.
Entonces se llevaba por estos tiempos no ser claros, darle muchas vueltas a los sentimientos y llevar de la mano el amor como los juegos de azar, hablar de todo aunque no entiendas, hablar de todos aunque no les conozcas, hablar aunque no tengas ni puta idea.
Tiempos raros para alguien que sólo busca entre la gente una cara conocida a la que poder mirar.
A mis hijos les diré que en el tiempo donde vivía no éramos personas, éramos modas...
Cuando tenga un hijo, le hablaré de lo que es el amor, de que un día lo conocí, y de que no tenga miedo a conocerlo, que probablemente fallará, que hará daño y le harán daño, le hablaré de lo que fui contigo, y le preguntaré que con quién quiere ser él, esperaré a que me responda de una manera en la que yo no sepa más que esquivar sus preguntas para esquivar con ellos los recuerdos.
Aunque no sé si sabré hacerlo, me gustaría hablarle de la realidad, le diré que cuando yo era joven los smartphones nos hacían perder el verdadero significado del amor, y dábamos la espalda con las tecnologías. Le hablaré de las modas, de la poesía , de la cerveza, de que un poeta no destruye , un poeta crea, que a quien le gusta escribir la lluvia y las lágrimas son nuestras aliadas. Igual me paso la vida contándote cosas sin sentido, pero no podré irme sin contarte la obsesión que me causó un nombre, la obsesión que tuve por compartir mi vida con esa persona, la obsesión de no haber podido borrar determinadas fotos, la obsesión de una persona que jamás volverá, una persona que me enredó el corazón antes que las piernas.
Bailaba contigo, y mis pies tras tus pies enseñaban lo feliz que fui contigo, dejando caer que nosotros también sabíamos fingir tan bien como ellos, y cuando esté cansado y me diga que qué quería ser yo de mayor, le contestaré que una vez le dije a mi madre..."Mamá yo quiero ser siempre tu hija , pero sobre todo mamá , quiero ser feliz". Y después de todo esto, y tras adentrarme a pequeños golpes en la realidad, te hablaré de aquella verdad, aquella que duele, pero que es necesario contar.
Le diré también , que esa persona , bueno Obsesión , me enseñó que la mejor manera de levantarme de cada golpe que me daba era tener ganas de recibir otro, y otro y otro, y ¿por qué no? otro más, que la vida es dar y recibir. Dar la mano, un beso, un abrazo, un te quiero, dar unas mariposas en el estómago, un vuelvo al corazón, dar tus lágrimas, dar todo lo que tengas, dar tu sonrisa, tu vida...darlo y sentirte que no te has quedado a medias.
También le diré que no hay mejor manera de querer que quererse libre, amar sin medida, y eso se consigue amando en silencio. Hablaré de los cinco sentidos, y de un sexto que sólo se puede sentir cuando conectas con alguien, dar por gusto, dar por gusto y no por obligación.
Diré que yo también tuve miedo, el miedo a la muerte, a la ausencia, miedo al desamor,a la pérdida, miedo de familia,de amigos, miedo del miedo; y también le diré que cuando tenía miedo siempre buscaba la sonrisa de mi madre, porque obsesión me hizo sentir pequeña hasta cuando era grande.
Ni siquiera sé si pensáis tener hijos, y no sé que les queréis contar,pero yo diré que obsesión y yo aparte de modas, fuimos estrellas. Estrellas pasajeras, fugaces...Estrellas que brillan y con el tiempo se apagan.
Y que por mucho que pase el tiempo, hijo mío, a Obsesión y a mi, cuando terminamos, no nos hizo falta el avión para seguir volando. Fue mi vértigo, mi miedo, mi salvavidas y mi amor.