Ahora que me dices adiós no sé como voy a poder olvidar aquella noche.
Como me abrazabas como sólo tú has sabido hacerlo. Como yo sólo he dejado que lo hagas tú, y a veces también soy tan testaruda que no me dejo ni contigo.
Siempre lo haces sin esa prisa que tienen los momentos que no miras el reloj. Luego dices que conmigo nunca aprendiste a irte. Que a mi lado sólo piensas en quedarte todo el rato. Y esa calma… esa calma que lo invade todo. Que nos invade. Se mete en los besos y nos los damos lentos. Se cuela cuando nos miramos, y con nuestros ojos parece que bailemos. Porque ser feliz también puede ser curarse la tristeza haciendo sonreír a otra persona. Y entendimos que el amor es naufragar en nuestras bocas,era quitarnos el miedo a la vez que la ropa, y quitarnos las cicatrices, tirarlas al suelo, luchar contra todo, y sentir que todo puede volver a girar.Porque sin ti el insomnio sólo serían las ojeras. Y no tendría sentido trasnochar sin la ESPERANZA de ver reflejado el amanecer en tus mejillas. Así que, el "Quédate conmigo" de ayer, fue más sincero que nunca, las lágrimas, los mensajes, las llamadas, son sólamente para que me cures las heridas, y me dejes vivir encima de tus pestañas, porque no encuentro un lugar seguro.Que porque te quedaras conmigo, soportaría el infierno.Donde sea.Y aquí podríamos ser nómadas que viven cogidos de la mano, porque no importa que nadie lo entienda. Donde nuestro hogar será siempre el suelo que acaricien nuestros pies juntos. Nuestras cabezas pegadas. Nuestras espaldas recostadas en algún futuro que escribiremos sobre los finales.
Porque todo depende del cómo , y el cómo sólo depende de ti.
A mis veintiuno le pido, que sigas siendo tú quien se siente a esperar conmigo.