Se nos iba la vida, al cruzar una mirada...
No paro de pensar en el ritmo frenético que ha irrumpido en nuestras vidas arrasando con todo a su paso. No consigo recordar por más que lo intente aquellos días en los que sonaba el despertador y le dábamos a posponer una y otra vez entre arrumacos. Intento sentirme como en aquellos días, en que lo único que importaba era dibujarnos sonrisas el uno al otro, sin importar la tristeza que inundara el mundo. Es imposible ya, volver a esos meses plagados de domingos, de desayunos en la cama y de fotos en todas las posturas.
Te escribo, porque te quiero.