Nunca he visto una herida sangrar sin que alguien antes
haya intentado abrirla ni he visto nunca a nadie pedir auxilio cuando realmente
quiere morir.
Tengo en el corazón una brecha preciosa que divide lo que
soy en un caos entre lo que tengo y siempre quise, y lo que temo perder por
tenerlo aquí.
Una mitad me repite que me coja, que me agarre fuerte. La
otra, me explica el porqué;
No te sueltes –repite,
la hostia va a ser fuerte.
Volver al precipicio desde donde una vez salté no fue buena
idea, pero venció la curiosidad de verme ahí tirada y ver cómo te
alejabas fue el empujón perfecto. El vértigo sólo se cura una vez llegas
al
suelo y créeme, hecho añicos, poco importan ya las alturas que no lleven
tu nombre.
Me lo he pasado genial
esta noche, yo también hubiese muerto por ti.
No creo en las segundas oportunidades así como no creo en la
vida después de la muerte, una vez hecho el corte, es imposible disimular la
cicatriz. Lo escribe alguien que lleva ocultando la suya demasiado tiempo.
Si me dejas sola en esto, ya habremos sido dos. Yo lo hice hace mucho tiempo y lo volvería a hacer si me cruzase por
la calle.
El monstruo que vive debajo de mi pecho me está consumiendo,
a falta de galletas se está comiendo el corazón.
Sálvate tú, a mí ya no me queda tiempo y me faltan ganas.
Fue precioso morir , por morir a tu lado.